«El mar es dulce y hermoso pero puede ser cruel». Esta frase y gran verdad la citaba el escritor Ernest Hemingway en su obra El viejo y el mar, un clásico de la literatura que le confirió al periodista el premio pulitzer. Entre sus páginas encontramos la historia de un viejo y su relación con el mar donde se describe con aire nostálgico la profesión de pescador. Ese oficio tan bello como duro y que nos lleva a hablar de Rinlo.
Rinlo es mar. Se dice que antiguamente, hace más de 500 años, tuvo su origen esta villa debido a un puerto ballenero. Hoy mantiene la esencia de pueblo marinero, con sus casas de colores construidas tan cerca del mar que el olor a salitre impregna las estrechas calles que forman el municipio y confiere a la zona, el eterno perfume de agua salada.
La mayor parte de sus habitantes viven o han vivido del mar. Marineros que salían a la mar cada madrugada, hoy son hombres curtidos de experiencias que pasan el día jugando con sus nietos y charlando con sus compañeros y amigos de faena mientras toman el vermut del mediodía.
Siempre con la mirada y los recuerdos puestos en el Cantábrico, los viejos mariñeiros observan las mareas y rememoran tiempos pasados. Pregúntales cualquier cosa sobre el mar y te responderán con la sabiduría de quien lo sufrió. Lo entienden, lo aman, lo odian y sobretodo, lo respetan. Porque se dice que cuándo uno vive del mar, se convierte en parte de él.
El último marinero de la villa se jubiló hace un par de años. Pero el oficio de percebeiro y percebeira aún sigue vigente en este municipio. En los siguientes posts os presentaremos a algunos de nuestros vecinos para que vayáis conociendo más este pueblo porque Rinlo es mar, pero Rinlo también son sus habitantes.
Quién sabe. Quizás, Santiago, el protagonista de la novela de Hemingwey, bien podría ser uno de nuestros marineros. Se conoce que el escritor y periodista era un enamorado de Galicia y hay quien dice que Rinlo estuvo entre sus visitas.