Un negocio no crece solo

Nuestra idea de aventurarnos en la creación de un camping familiar creció y prosperó gracias a las muchas personas que nos ayudaron y apoyaron desde el primer momento.

Supongo que el verdadero significado de la palabra amigo viene cuándo escuchas un «adelante» o un  «para lo que haga falta», después de decirles que dejarás tu trabajo de más de 20 años para ser autónoma.

Sí, con esta crisis aún galopando en España, y siendo conscientes de la situación económica que teníamos, decidimos cambiar de rumbo nuestras vidas. Pero la decisión final de seguir con paso firme en esta aventura no hubiera sido posible sin todos esos amigos y amigas que no dudaron en facilitarnos este camino.

Podemos decir que el Rinlo Costa es hoy una realidad gracias a todas estas personas  y por eso, en la tarde de ayer, el bar del camping se cerró al público para daros una pequeña y humilde muestra de agradecimiento haciendo una gran churrascada. Porque los «gracias», son mejores con el estómago lleno.

Fue una tarde donde el buen tiempo nos acompañó pero lo más importante es que la mayoría de vosotros habéis podido venir y ver el proyecto que habéis ayudado a crear.

Porque vosotros, queridos amigos y amigas, también sois parte del equipo del Rinlo Costa.

12 meses de experiencias

Un año, hace hoy, 28 de julio,  que abríamos la puerta del Rinlo Costa. Entre nervios y con  la ilusión de quien cumple sus sueños, inaugurábamos este camping que nos ha llevado a vivir experiencias inolvidables.

Han sido 12 meses donde hemos podido compartir con nuestros  primeros campistas momentos difíciles de olvidar. Porque al igual que el primer beso nunca se olvida, en nuestro caso, los primeros campistas siempre serán especiales.

Risas en noches veraniegas, confidencias con sabor a licor café  y queimadas populares que acabaron en canciones rinlegas  y esa que tanto le gusta a nuestro querido Pedro, «cómo llueve en Sevilla» del cantautor gallego Andrés Suaréz.

12 meses de aprendizaje continuo, de errores de novatos y de muchos trámites burocráticos que nos han sacado más de una cana. Pero aquí estamos, cumpliendo un año.

365 días donde podemos afirmar que somos unos expertos en el crecimiento del césped, ¿quién se podía imaginar que la hierba crecía tan deprisa? También, nos hemos profesionalizado en el lenguaje de signos universal porque cuando las palabras fallan, los gestos hablan. Expertos también de cómo cremar la leche para un buen café, de tirar una caña perfecta o casi y de calcular el tiempo de coción de una barra de pan o de un croissant, aunque para eso, algunos hayan tenido que salir un poco «morenitos».

Como campistas que hemos sido y que aún somos, creemos en que ir de camping es una filosofía de vida.  Tiene que gustarte, sí, pero si te gusta, simplemente te enamoras. Y es que, aún recordamos cómo aprovechábamos las vacaciones de nuestros anteriores oficios para escaparnos con la tienda de campaña y perdernos en parajes desconocidos rodeados de naturaleza. Como aquel desconocido de la tienda de al lado, en pocas horas podía pasar de ser un campista cualquiera a ser tu mejor amigo. Y es que, los lazos que se hacen en un camping son difíciles de desatar.

Desde el otro lado, como regentes de un camping, queríamos transmitir esa filosofía a nuestros campistas. Y eso es lo que hemos intentado durante estos 12 meses. Y seguiremos haciendo en los próximos mañanas del futuro.

Solo nos queda agradecer a todos los campistas que este año han confiado en nosotros, a todos nuestros amig@s y familiares que han estado y están ahí, siempre acompañándonos en esta aventura que hemos comenzado. Y por supuesto, gracias a todos los que aún no nos conocéis pero que esperamos que pronto lo hagáis.

¡GRACIAS!